Septiembre es un mes muy diferente al resto, no solo por sus condiciones climáticas (eso es lo menos relevante), es un mes marcado por fechas con diferentes significados. Evoca la conmemoración, el día cuatro, de la conquista del Gobierno Popular encabezado por el Compañero Presidente Salvador Allende G, que junto a Hombres dignos construían la primera experiencia en el mundo de una vía socialista democrática; por otra parte y en forma contraria, el once, el Golpe de Estado que rompe la constitucionalidad vigente dando paso a un proceso de Dictadura Militar, que hasta nuestros días produce una visión liberal de la sociedad. En este mismo mes además se celebra la Fiesta Patria, que nos obliga, afortunadamente, escuchar cueca e intentar bailarla aunque sea una semana al año, para la mayoría.
Año tras año, junto a las Agrupaciones de Derechos Humanos, hemos enarbolado la bandera de VERDAD y JUSTICIA, pues ansiamos la reconciliación nacional, la cual no puede conseguirse sin estos dos elementos.
Muchos compañeros comunistas y de otros sectores de izquierda lucharon en forma decidida por desestabilizar el régimen militar y establecer un sistema democrático, por cierto con expresión armada. Esto respondió al momento histórico que así lo justificó.
Hoy que contamos con un sistema “no dictatorial” en lo político (en lo económico reservo mis dudas) la única trinchera posible está en la capacidad de articular un constructo teórico y práctico que permita contrastar ideas, entregar aportes, diseñar críticas de forma y fondo, en todos los planos.
En imprescindible, sin lugar a dudas, reafirmar la validez de todas las formas de luchas, sin embargo estas no pueden abstraerse del contexto político social vigente. La protesta y la movilización social son extraordinariamente importantes para la profundización de la democracia, pero deben sustentarse en el respeto al orden público, las propuestas y el dialogo abierto.
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